Ahora que llega la primavera en el hemisferio norte y aumentan las horas que nos pasamos a sol captando buenas dosis de vitamina D, es el momento perfecto para recordar por qué es importante la fotoprotección de la piel. Si bien es cierto que los rayos solares tienen muchos beneficios como regular el calcio, fortalecer los huesos, músculos y el sistema inmunológico, también hay que tener cuidado en cómo nos exponemos a ellos y durante cuánto tiempo. La fotoprotección tiene como objetivo prevenir el daño que puede darse en la piel como resultado de la exposición a la radiación ultravioleta.
En Køhl School tenemos claro que nuestra prioridad es una piel sana. Para que el maquillaje luzca bien es esencial que el lienzo esté en las mejores condiciones de salud y belleza. Así lo transmitimos en nuestros Cursos de Maquillaje Profesional y en nuestro Taller de especialista en pieles, en los que se aprenden todos los aspectos de la piel del rostro, sus necesidades concretas y cómo sacarle el mejor partido.
Una vez dicho esto, veamos qué es la fotoprotección y por qué es totalmente imprescindible para prevenir posibles daños. También veremos cuáles son las mejores formas de evitar los efectos adversos del sol y cuáles son los productos para el rostro más adecuados.
Efectos del sol en la piel del rostro
Sabemos que el sol ayuda a absorber la vitamina D y que esta nos hace estar más saludables en muchos aspectos. De hecho, según la OMS es aconsejable tomar el sol durante 10 o 15 minutos al menos 3 veces por semana. Eso sí, también es recomendable hacerlo con protección solar ya que existen numerosos estudios que afirman que el uso de fotoprotectores no influye decisivamente en la síntesis de Vitamina D. Esto se debe, por un lado, a que estos productos no bloquean el 100% de los rayos (ni siquiera los de SPF más alta) y, por otro, a que no solemos aplicarlo en grandes cantidades ni rigurosamente. Así pues, no vale la pena correr riesgos ya que los efectos del sol en la piel del rostro y del resto del cuerpo pueden llegar a ser realmente nocivos.
Uno de los efectos del sol en la piel del rostro son las quemaduras, las manchas y el envejecimiento prematuro. Este suele darse como resultado de la exposición solar repetida durante años y sin una correcta protección y da lugar a más imperfecciones, arrugas y líneas de expresión por la falta de colágeno y elastina. “Se estima que el 90 % de los cambios cutáneos asociados a la edad son consecuencia de la radiación UV crónicamente recibida, en particular por su acción sobre el ADN celular”, según otro estudio dermatológico.
Otro de los efectos adversos del sol en la piel, y el más importante, es que es un factor de riesgo para el cáncer de piel. Lxs expertxs recuerdan año tras año que más del 90% de los cánceres de piel son consecuencia de la exposición al sol. Por todo ello es sumamente importante aplicar protección en todo el cuerpo, especialmente el rostro al estar continuamente más expuesto.
Mejores formas de fotoprotección
La piel cuenta con mecanismos propios para protegerse del sol y la producción de melanina es una de esas reacciones. Aún así, esto no es suficiente y hay que ayudarse de medidas de fotoprotección para minimizar los efectos negativos del sol en la piel. ¿Cuáles son las mejores formas de fotoprotección? Utilizar cremas con filtros solares, evitar las horas de mayor exposición, cubrirse el rostro y los ojos, etc.
Reducir el tiempo de exposición solar
La exposición solar es potencialmente peligrosa todo el año aunque en los meses de verano es mucho más intensa y duradera. Además, en primavera es cuando se deben tomar mayores precauciones ya que estamos menos bronceados, nuestra piel está más sensible y con las temperaturas bajas no solemos darle importancia. Una buena medida de fotoprotección es evitar la exposición solar directa en las 4 h alrededor del mediodía solar, sobre todo en julio y agosto.
Aplicar factor de protección solar
Otra forma de fotoprotección imprescindible es aplicar una crema con factor de protección solar en el rostro todo el año. En invierno puede ser suficiente con un SPF 15 (SPF o FPS es el factor de protección solar) aunque hay que subirlo cuando estemos en altitud o esquiando. En primavera, como hemos comentado antes, hay que tener un cuidado especial y subir la protección hasta SPF 50 o más en los meses de verano cuando el sol es mucho más agresivo. Recordemos que la piel de la cara es más fina y sensible que la del resto del cuerpo por lo que hay que cuidarla con especial atención.
Además de las cremas solares tradicionales, hoy en día existen BB cream con color y bases de maquillaje para verano que incluyen en su formulación factor solar, lo que es una buena idea para estar protegidx todo el día.
Eso sí, a la hora de elegir la mejor hay que tener en cuenta que no todas las pieles son iguales. Es importante saber el fototipo de cada una para aplicar una protección o una textura más o menos intensa. Repetir la aplicación a menudo y asegurarse de que el producto sea waterproof si va a utilizarse en la playa o la piscina son otros consejos imprescindibles. Asimismo, hay que mantener la piel limpia, hidratada y sin maquillaje y es necesario aplicar el producto una media hora antes de la exposición al sol.
Llevar gorra, sombrero y gafas de sol
Cubrirse con gorra, sombrero y gafas de sol son medidas de fotoprotección extras muy útiles cuando no queremos excedernos o cuando necesitamos una pausa. Aunque no todos los tejidos y materiales tienen capacidad protectora la mayoría suponen un pequeño bloqueo a los rayos, como también lo es llevar sombrillas y otros soportes. Eso sí, no podemos confiarnos ya que hay que seguir utilizando productos con filtros solares.
Estas son algunas de las medidas de fotoprotección más importantes que harán que la piel del rostro esté en plenas condiciones todo el año, ¿sabes alguna más?