Ahora que ya llevamos unos meses de calor y que se aproxima septiembre, hemos creído conveniente repasar las necesidades de la piel en estas fechas y cuáles son los básicos del skincare en verano que debemos adoptar.
Como especialistas en pieles, en Køhl School nos tomamos muy en serio la salud del rostro dependiendo del tipo de piel y del momento del año. Porque para lograr un buen maquillaje, resulta esencial preparar el «lienzo» con los productos y rutinas adecuadas de una forma personalizada.
Por qué es importante el cuidado de la piel en verano
¿Qué diferencia al verano de otras épocas? ¿Por qué el cuidado de la piel debe ser distinto? Está claro que en primer lugar hay que tener en cuenta que no todas las pieles son iguales, las hay grasas, secas, mixtas o sensibles, por lo que siempre (siempre) es imprescindible elegir los productos adaptados al tipo de piel. Una vez aclarado esto, destacamos cinco puntos por los que se debe cuidar la piel más en verano:
- Los rayos del sol: En verano estamos más al aire libre y los rayos UV inciden en la piel no solo de forma más directa y dura sino durante más tiempo.
- Humedad y calor: Ambas dan lugar a la sudoración lo que provoca que la piel produzca más sebo como respuesta natural y, en consecuencia, pueda desembocar en exceso de grasa, acné y otros problemas.
- Cambios de temperatura: Pasar del aire acondicionado al calor exterior afecta a nuestra piel más de lo que creemos, hace que pierda humedad y se desestabilice.
- Agresiones externas: La sal del mar, el cloro de las piscinas, el viento o las quemaduras hacen que la piel esté mucho más sensible.
- La alimentación: En vacaciones nos rendimos a los excesos y, muchas veces, cambiamos la alimentación por lo que nuestra piel puede verse ligeramente afectada. No suele ser nada exagerado pero es un factor a tener en cuenta en las rutinas de skincare en verano.
Cómo cuidar la piel en verano
Para cuidar la piel en verano debes seguir tres principios: fotoprotección, limpieza e hidratación. La rutina de skincare en verano no es más complicada pero sí que hay algunos pasos que no deben saltarse si queremos llegar al otoño con el rostro reluciente y en buena forma. Además, es interesante que los productos elegidos sean ligeros y fluidos y que se apliquen -o reapliquen- las veces correctas y en el momento idóneo. Veremos cómo en los siguientes apartados.
Protege la piel del sol
Proteger la piel del sol es un mantra a seguir todo el año pero en verano es todavía más importante si cabe. Para el rostro hay que elegir un fotoprotector de, mínimo, SPF 50 en el formato que se prefiera, ya sea en crema, spray o protector solar en barra. Existen muchísimas opciones para los diferentes tipos de pieles y se tiene que reaplicar varias veces si la exposición al sol va a ser prolongada o durante las peores horas. No obstante, además, se puede complementar con otras medidas de barrera como sombreros o gorras y gafas de sol.
Por otro lado, los labios son también muy sensibles a los rayos solares así que una buena idea es protegerlos con un bálsamo con protección solar.
Los efectos del sol
Aunque el sol tiene grandes beneficios para el organismo también puede perjudicar notablemente la piel provocando quemaduras, manchas, sequedad e imperfecciones. Además, es una de las causas del envejecimiento prematuro creando líneas de expresión y arrugas que se van haciendo más pronunciadas con el tiempo. Otro de los efectos adversos del sol en la piel, y el más importante, es que es un factor de riesgo para el cáncer de piel por lo que utilizar factor solar de forma continuada -también en invierno- es esencial.
Limpieza de la piel en verano
Un indiscutible del skincare en verano es la limpieza del rostro y si puede ser doble, mejor. Se debe realizar por la mañana y por la noche (sobre todo por la noche) incluso aunque no nos hayamos maquillado. La limpieza facial eliminará los restos de protector solar y del sudor, que pueden obstruir los poros y ocasionar acné, rojeces, etc. Para realizar este paso, hay que escoger el mejor limpiador que respete el PH de la piel y que no sea muy agresivo. Asimismo, el tónico ayudará a equilibrarla.
Sobre la exfoliación, consideramos que es un paso indispensable para favorecer la regeneración celular pero hay que saber cómo y cuándo realizarlo. Con la piel sensible o dañada debido a la exposición solar es mejor dejar pasar unos días y realizarla siempre por la noche. En los casos de quemaduras o piel muy tensa van bien una mascarilla o producto aftersun calmante y refrescante a base de ingredientes como el aloe vera, la caléndula o la camomila.
Hidratación del rostro
En los cuidados faciales de verano no podemos saltarnos la hidratación. Según la Academia Española de Dermatología hay que «hidratar la piel facial mediante la aplicación de productos cosméticos dos veces al día. Elige una buena crema hidratante corporal con componentes humectantes que atraigan el agua dentro de la piel y con componentes de efecto oclusivo, que sirven de barrera para impedir la pérdida de agua epidérmica». Uno de los ingredientes más adecuados para este efecto es el archiconocido ácido hialurónico que aporta todo lo que la piel necesita.
Así pues, se tiene que aplicar una crema o loción hidratante por la mañana y por la noche siempre con el rostro limpio y de la textura y composición más adecuada para cada tipo de piel. Si la intención es salir al sol, hay que aplicar la hidratante antes del protector solar y esperando unos minutos entre una y otra para que se absorba bien. En invierno, sin embargo, es posible simplificar estos pasos con una hidratante con factor solar, un maquillaje con protección solar o con una crema solar con color.
Para terminar, queremos mencionar las temidas manchas porque son una de las grandes consecuencias en el rostro tras la exposición solar. Son más habituales a medida que la edad avanza y para controlarlas hay que incluir en el skincare en verano productos despigmentantes y ricos en vitamina C, que ayuda a unificar el tono de la piel y a reducir la producción de melanina.