La prebase -o primer– es uno de los productos que llamamos imprescindibles pero ¿por qué? ¿qué es la prebase y qué hace en la piel? En este artículo te explicamos todo lo que sabemos de este producto, desde su historia hasta sus tipos y formas de aplicación para terminar aclarando si es realmente útil o si podemos prescindir de ella.
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Qué es el primer o prebase y para qué sirve
El primer es un producto que se utiliza tras la limpieza e hidratación de la piel y antes de la base de maquillaje. Se puede aplicar directamente con las yemas de los dedos o con una brocha y no es necesario usar mucha cantidad sino extenderla bien desde el centro del rostro hacia el exterior.
La función principal de la prebase es preparar la piel para que los productos que vengan después se integren perfectamente y conseguir un acabado impecable. Dependiendo del tipo de prebase que escojamos (porque hay muchas, como veremos más adelante), podremos:
- Alisar la textura de la piel como minimizar poros, disimular líneas finas, imperfecciones…
- Unificar la superficie de la piel del rostro facilitando una aplicación más fluida de la base.
- Prolongar la duración del maquillaje.
- Corregir un color desigual en distintas partes del rostro y neutralizar rojeces o manchas.
- Controlar el brillo o hidratar, según si el tipo de piel es grasa, seca o madura.
Además, hay prebases con color o con protección solar y también prebases formuladas para partes específicas del rostro como los primer de párpados o los labios.
Un poco de historia sobre la prebase
Aprovechando que estamos hablando de este producto, hemos querido investigar un poco en la historia de la prebase y lo cierto es que, como tal, su uso es relativamente reciente. En los años 90 se comenzó a comercializar pero no fue hasta los 2000 que alcanzó popularidad. Aún así, la preparación de la piel antes del maquillaje es tan antigua como la historia del maquillaje en sí misma ya que hace siglos que se aplicaban arcillas, ungüentos y polvos para cuidar el rostro antes de poner otros productos.
Tipos de prebase
Todas las prebases no son aptas para todos los tipos de piel. Por eso, deberás saber cómo es el rostro que tienes delante para elegir la prebase con las características idóneas. Te resumimos algunos de los primers más habituales del mercado:
- Prebases hidratantes: Suelen llevar formulaciones con ácido hialurónico y vitaminas y son perfectas para aumentar la hidratación de pieles secas y/o maduras. Con ellas se puede lograr un maquillaje jugoso y evitar que se acumule en los pliegues y se cuartee.
- Prebases matificantes: En el lado contrario tenemos las prebases que controlan el brillo y matifican la piel sobre todo en las zonas más críticas como frente o mentón.
- Prebases alisadoras: Son productos que minimizan la apariencia de los poros y rellenan visualmente las irregularidades de la piel.
- Prebases iluminadoras: Llevan ingredientes que reflejan la luz para un acabado fresco y de efecto glow.
- Prebases correctoras de color: Perfectas para corregir y unificar el color del rostro e, incluso, para darle vitalidad si notamos que tiene un tono apagado. Se utilizan para cubrir manchas, ojeras oscuras, enrojecimientos…
- Prebases de ojos y labios: Resultan útiles cuando se quiere trabajar las sombras de ojos o los labios con diseños intensos, degradados, etc. Sirven para que los colores deslicen mejor, se integren y no se desvanezcan.
¿Es necesario usar siempre una prebase?
Después de los conceptos básicos llegamos al meollo de la cuestión: ¿es necesario u obligatorio usar siempre prebase? La respuesta es no ya que depende de cómo se comporte la piel con el maquillaje. En pieles jóvenes y bien cuidadas es posible saltarnos este paso aunque -aclaramos- una buena elección de prebase compatible con la base marcará la diferencia en un maquillaje profesional. Sobre todo lo notaremos en cómo deslizan los productos, en que lograremos un acabado más pulido y en su fijación, que será mucho mayor.